Hemos tenido la suerte de contar con Pepa Almela, maestra de primaria y ESO, la cual ha tenido que tratar a lo largo de su trayectoria profesional con alumnos con este tipo de conductas en el aula.
Buenas
tardes, muchas gracias por recibirnos. A continuación te haremos unas preguntas
que nos serán de gran ayuda para un trabajo de investigación.
-¿A
qué te dedicas?
-Soy
maestra, doy clases de Ciencias de Naturales en primero y segundo de la ESO en
el CEIP Tomás de Villarroya de Valencia.
-¿Te
has encontrado en el aula con alumnos con trastornos de conducta? ¿Qué
recuerdas?
-En
varias ocasiones, de hecho, este curso tengo un alumno de estas características
de uno de los cursos de segundo.
-¿Cómo
se actúa ante este “problema”? Está claro que no podrá seguir el curso normal
de la clase…
-El
maestro ante este tipo de alumnos debe “armarse” de paciencia, comportarse como
una persona adulto y desde el principio, intentar ganarse al alumno y pactar
con él una serie de comportamiento en clase.
-¿Un
niño con trastorno de conducta cuenta con profesores de apoyo o algún tipo de
ayuda psicológica… que requiera de personal específico o salir del aula?
-Por
supuesto, que ante este tipo de alumnado es necesario, yo diría,
imprescindible, contar con el asesoramiento y apoyo de profesionales más
especializados en este tipo de problemática. Es muy eficaz preparar con el
total asesoramiento del psicopedagogo del centro, un “plan de modificación de
conducta”. Siempre refrendado por los padres o tutores legales del niño.
-En
realidad, un trastorno de conducta no tiene que ver con la inteligencia de un
niño, pero estos trastornos de conducta siempre vienen acompañados de bajo
rendimiento, ¿es cierto? ¿se relaciona con el fracaso escolar?
-Cualquier
alteración, ya sea de conducta, de atención, de motivación, de falta de
hábitos,… tiene como consecuencia inmediata un rendimiento bajo en el alumno,
que si no son corregidos abocan, irremediablemente al alumno hacia el fracaso
escolar.
-¿Qué
tipo de ejercicios, actividades o dinámicas deberían seguirse con estos niños?
-Existen
varias dinámicas, dependiendo de la edad del alumno, que se podrían llevar a
cabo como un sistema de contratos, que ayudan al alumno a cumplir las normas
del centro y de la clase. Todo ello contando siempre con el apoyo y cooperación
de las familias. Si esto último no se da, cualquier actuación será difícilmente
eficaz; a pesar de esto añadir que en casos extremos los maestros nos vemos
amparados por la ley ya que contamos con documentos oficiales que castigan las
conductas disruptivas.
-¿Es
cierto que si un alumno sufre este trastorno altera al resto de la clase? ¿Cómo
se afronta esta situación se le separa del resto de la clase, no se le hace
caso,…?
-Esta
situación sólo es controlable, si en un momento de conflicto o de disrupción de
una clase, por el alumno en cuestión, se intenta hacer reflexionar al alumno en
privado, nunca delante del resto de la clase, para que este tipo de comportamiento
no tenga “eco” en el grupo, ni llegue a ser “contagioso”.
-En
muchas ocasiones lo que quieren es llamar la atención ¿no? ¿sería correcto
retirarles la atención durante un tiempo y no darles tanto protagonismo?
-Por
supuesto, como ya he comentado un poco en la respuesta anterior, no sirve no
hacerle caso sin más, luego hay que hablar con él y hacerle entender por qué no
le hacemos y qué es lo que debe hacer el para ganarse nuestra atención. Nunca
dejar ningún asunto como si no pasara nada.
-Con
niños así en el aula, el trabajo del profesor debe duplicarse ¿no? ¿cómo
repercute esto en la figura del profesor?
-Aunque
estos alumnos “molestan” mucho en una clase, nunca hay que actuar “en contra”,
de ellos sino que hay que trabajar siempre intentando ayudarles, buscando todos
los medios académicos y legales que tengamos a nuestro alcance para sacar lo
mejor de cada uno de nuestros alumnos. No es tarea fácil, a veces es como un
reto, porque este tipo de alumnos parece que siempre nos están probando, buscan
que sus compañeros les apoyen, intentan llamar siempre su atención. El maestro
debe hacerse respetar y el respeto no viene dado, sino que el profesional de la
educación se lo ha de ganar y debe de empezar respetando a sus alumnos, debe
ser capaz de imponerse a sus alumnos, no por la fuerza, sino con sus
conocimientos en las distintas áreas, y siempre con cariño y con la ilusión
cada día por el trabajo bien hecho.
Pepa Almela, Maestra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario