lunes, 10 de diciembre de 2012

ENTREVISTA 4


Hemos tenido la suerte de contar con Pepa Almela, maestra de primaria y ESO, la cual ha tenido que tratar a lo largo de su trayectoria profesional con alumnos con este tipo de conductas en el aula. 

Buenas tardes, muchas gracias por recibirnos. A continuación te haremos unas preguntas que nos serán de gran ayuda para un trabajo de investigación.

-¿A qué te dedicas?
-Soy maestra, doy clases de Ciencias de Naturales en primero y segundo de la ESO en el CEIP Tomás de Villarroya de Valencia.

-¿Te has encontrado en el aula con alumnos con trastornos de conducta? ¿Qué recuerdas?
-En varias ocasiones, de hecho, este curso tengo un alumno de estas características de uno de los cursos de segundo.

-¿Cómo se actúa ante este “problema”? Está claro que no podrá seguir el curso normal de la clase…
-El maestro ante este tipo de alumnos debe “armarse” de paciencia, comportarse como una persona adulto y desde el principio, intentar ganarse al alumno y pactar con él una serie de comportamiento en clase.

-¿Un niño con trastorno de conducta cuenta con profesores de apoyo o algún tipo de ayuda psicológica… que requiera de personal específico o salir del aula?
-Por supuesto, que ante este tipo de alumnado es necesario, yo diría, imprescindible, contar con el asesoramiento y apoyo de profesionales más especializados en este tipo de problemática. Es muy eficaz preparar con el total asesoramiento del psicopedagogo del centro, un “plan de modificación de conducta”. Siempre refrendado por los padres o tutores legales del niño.

-En realidad, un trastorno de conducta no tiene que ver con la inteligencia de un niño, pero estos trastornos de conducta siempre vienen acompañados de bajo rendimiento, ¿es cierto? ¿se relaciona con el fracaso escolar?
-Cualquier alteración, ya sea de conducta, de atención, de motivación, de falta de hábitos,… tiene como consecuencia inmediata un rendimiento bajo en el alumno, que si no son corregidos abocan, irremediablemente al alumno hacia el fracaso escolar.

-¿Qué tipo de ejercicios, actividades o dinámicas deberían seguirse con estos niños?
-Existen varias dinámicas, dependiendo de la edad del alumno, que se podrían llevar a cabo como un sistema de contratos, que ayudan al alumno a cumplir las normas del centro y de la clase. Todo ello contando siempre con el apoyo y cooperación de las familias. Si esto último no se da, cualquier actuación será difícilmente eficaz; a pesar de esto añadir que en casos extremos los maestros nos vemos amparados por la ley ya que contamos con documentos oficiales que castigan las conductas disruptivas.

-¿Es cierto que si un alumno sufre este trastorno altera al resto de la clase? ¿Cómo se afronta esta situación se le separa del resto de la clase, no se le hace caso,…?
-Esta situación sólo es controlable, si en un momento de conflicto o de disrupción de una clase, por el alumno en cuestión, se intenta hacer reflexionar al alumno en privado, nunca delante del resto de la clase, para que este tipo de comportamiento no tenga “eco” en el grupo, ni llegue a ser “contagioso”.

-En muchas ocasiones lo que quieren es llamar la atención ¿no? ¿sería correcto retirarles la atención durante un tiempo y no darles tanto protagonismo?
-Por supuesto, como ya he comentado un poco en la respuesta anterior, no sirve no hacerle caso sin más, luego hay que hablar con él y hacerle entender por qué no le hacemos y qué es lo que debe hacer el para ganarse nuestra atención. Nunca dejar ningún asunto como si no pasara nada.

-Con niños así en el aula, el trabajo del profesor debe duplicarse ¿no? ¿cómo repercute esto en la figura del profesor?
-Aunque estos alumnos “molestan” mucho en una clase, nunca hay que actuar “en contra”, de ellos sino que hay que trabajar siempre intentando ayudarles, buscando todos los medios académicos y legales que tengamos a nuestro alcance para sacar lo mejor de cada uno de nuestros alumnos. No es tarea fácil, a veces es como un reto, porque este tipo de alumnos parece que siempre nos están probando, buscan que sus compañeros les apoyen, intentan llamar siempre su atención. El maestro debe hacerse respetar y el respeto no viene dado, sino que el profesional de la educación se lo ha de ganar y debe de empezar respetando a sus alumnos, debe ser capaz de imponerse a sus alumnos, no por la fuerza, sino con sus conocimientos en las distintas áreas, y siempre con cariño y con la ilusión cada día por el trabajo bien hecho. 

Pepa Almela, Maestra.

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